Mis queridxs eroticistas, mis famix, mis adoradxs,
Meditando sobre el eventual colapso de este sistema, me di cuenta de que en mí habitaba una urgencia: un arrastre a tomar acción y transmitir ciertos conocimientos que tengo.
Noté que mucha de esa urgencia está cimentada en mi deseo de servir a las generaciones futuras.
Sin embargo, yo no soy figura parental de ninguna infancia y, por tanto, ese arrastre no está vinculado directamente a mi carne (o a responsabilidades que se puedan sentir así). No son descendencia directa mía lxs nietxs de lxs nietxs con quienes me conecto en el rezo. Por ello, ese alguien (y su descendencia) a quien siempre tengo que considerar cuando encamino mis pasos no existe.
Notar todo esto creó un poco de distancia saludable entre esxs bichoznxs de mi rezo y yo. Ese espacio me permitió exhalar, aliviarme y enterarme de que la urgencia me estaba pidiendo que la liberara.
No obstante, esa urgencia no deja de existir. Así como el aire de un globo se mueve cuando se le aprieta, el arrastre no desaparece cuando lo suelto, sino que se muda a otro lado.
La jugada es, entonces, desprenderse conscientemente; darse cuenta de que hay una urgencia y un anhelo de tener tracción y, deliberadamente, entregar esos elementos a las personas que sí son figuras parentales.
Siento que al capiscar la inminente catástrofe, el rol de las madres, padres, personas progenitoras y tutores es el de sentir urgencia, sostenerla, negociarla y encontrar la serenidad para actuar con base en ella. Mi rol, en este caso, es más bien el de tirar hacia el lado opuesto; ser lenta y no tener apremio, ser diligentemente observadora y muy mesurada en mis acciones mientras navego la era del pre-cataclismo.
Entiendo que gestionar la urgencia es una tarea calcinante para las figuras parentales. Elevo un rezo para que, cuando se den cuenta de lo que viene, no se deslumbren y destanteén. No solo eso, también rezo para que busquen y encuentren la ayuda adecuada y aprendan a sostener de manera armoniosa ese rol tan complejo en el ritual llamado vida.
Mucho de esta reflexión, este rezo, este debraye, fue inspirado por una reciente declaración de Holly Valance, una ex-cantante pop australiana que ahora se dedica a recaudar fondos para Donald Trump en el Reino Unido: “Yo diría que todo el mundo empieza siendo de izquierda y luego se despierta en algún momento después de ganar dinero, trabajar, intentar tener un negocio, intentar comprar una casa y luego te das cuenta de lo basura que son todas esas ideas, y entonces te pasas a la derecha.”.
Ella no es particularmente relevante para mí como figura pública, pero su vulnerable declaración se me hizo interesante, ya que me sentí motivada a ponderarla.
Siento que, cuando somos más jóvenes, tenemos más probabilidades de tener un vínculo intacto con el bien común. Eso nos motiva a buscarlo en nuestras acciones y hacer lo que se siente bien y lo que hace más llevadera la vida para todos los seres.
Pero es difícil devenir dentro de este sistema altamente abrasivo donde deliberadamente se refuerza el abuso y se niega la ayuda adecuada. Nuestra capacidad de gestionar los miedos continúa siendo rudimentaria, mientras que crece el número de nuestras responsabilidades (casa, carro, familia, negocio, etc.).
Es mi sentir que para cuando el sistema nos escupe con la etiqueta de adultos, frecuentemente tenemos la capacidad emocional de ChatGPT. Entonces, ante la más ligera crisis, germina lo que con tanta violencia se nos adoctrinó. Nuestra resistencia se evapora y nuestros miedos y emociones desbordadas dirigen el giro hacia la derecha, hacia el fascismo, hacia las ideologías que nutren, acaparan e instrumentalizan el miedo y lo ponen al servicio de la opresión.
Al final, esta manera de existir se vuelve nuestro comportamiento por defecto y nos convertimos en otro eslabón de la maquinaria.

Creo que en este sistema, la mayoría de las formas de pensamiento se alinean con el fascismo por defecto. Con esto, no quiero decir que estemos predispuestos a crearlas de esa manera. Por eso fui específica: en este sistema, en el occidente y sus satélites, en la blanquitud, en la aspiración a la blanquitud, en el Begemot.
Independientemente de cuáles sean nuestras características de nacimiento, el fascismo es nutrido a la fuerza en este sistema hasta que invade o reemplaza por completo nuestro centro.
No se trata de si se nace, sino de una certeza casi absoluta de que se hace.
Por lo tanto, es bastante arrogante y delirante declararse libre de rasgos fascistas cuando uno ha crecido en medio de este sistema. Más aún si uno está en un camino de enseñanza/servicio (bienestar/curación/médico o psicológico/profesional/místico/etc.).
Bendita evasión espiritual.
Creo que en este momento, ninguna medida que se tome será suficiente para evitar que retoñe la semilla del fascismo que ha sido implantada en nuestro ser. Personalmente, me es muy difícil confiar en gente en posiciones de enseñanza/servicio si no han hecho un trabajo profundo de reconocimiento de su fascista interior, independientemente de cuánto trabajo crean que hayan hecho en otras áreas. Soy de la opinión que quienes estamos en un camino de enseñanza/servicio deberíamos tomarnos al menos un año para trabajar con nuestro fascista interior. Un año en el que cada día asumimos que somos los ojetes de la situación, lxs opresorxs, lxs colonizadorxs, lxs cerdxs fascistas.
No obstante, imagino que la mayoría de estos agentes no están preparados o carecen de las herramientas para enfrentarse a sus fascistas internos. Pero, si siguen un programa de 12 pasos, hay alivio para esta situación; ya que con los 12 pasos podemos armar un conjunto adecuado de habilidades.
Con esto, no me estoy refiriendo a rehacer los 12 pasos en su forma “más pura”, la de AA. En mi experiencia, uno tiene que saltar de una fraternidad a otra y llegar a las que se ocupan de formas de adicción relacional para hacerle frente a esta bronca. ACA es una de las más efectivas, ya que puede sacar a la luz y resolver elementos de codependencia y abuso vinculados a nuestra familia de origen.
Para mí, la familia de origen es, en muchos casos, el culto de origen. La familia es el microcosmos que refleja nuestra cultura de origen (el gran culto en el que se encuentra asentada nuestra familia). Es en nuestras familias donde primeramente se refuerzan los rasgos relacionados con la opresión. Es también en nuestras familias donde el programa de replicación se instala.
Por lo tanto, se trata de simplemente expandir un conjunto de herramientas ya existente, es decir, los 12 pasos, que ha demostrado su eficiencia para confrontar rasgos abusivos vinculados a nuestra crianza. A través de ACA, los 12 pasos pueden ser efectivos resolviendo rasgos relacionados con vivir en una cultura basada en la opresión. Particularmente, la práctica que mencioné antes (confrontar al fascista interior durante un año) puede llevarse a cabo diario dentro del contexto del paso 10 (trabajando los pasos del 4 al 9).
En realidad, lo único que estoy diciendo con todo este rollo es: ¡a trabajar! Ya es hora de que confrontemos lo que este culto disfrazado de cultura nos ha programado a hacer, y acabo de presentarles un método para hacerlo.
En ACA, te familiarizas (¡ja!) con tu figura parental crítica y tu niñx interior. Si extendemos ese trabajo de 12 pasos para incluir el culto de origen, te relacionas con tu fascista interior y tu paisaje interno.
Soy consciente de que una inmersión profunda en el mundo de “¡Carajo, soy unx opresorx!”, puede ser una tarea difícil para muchas personas (en concreto, las personas racializadas, la gente del sur global, las personas discapacitadas, las personas LGBT+, las personas empobrecidas y otras personas marginadas).
Por lo tanto, siento que se puede empezar con una versión de los 12 pasos que se centra en reconocer el abuso sufrido sin embarcarse en un viaje extremo de adquisición de responsabilidad para el que no estamos listxs. Los 12 pasos de Tony A. es una de esas versiones que buscan identificar qué salió mal en nuestras familias y cuidadosamente determinar el daño que se nos causó.
Ya que se calmen las aguas de la exploración de lo que es ser oprimido, los 12 pasos usuales de ACA pueden utilizarse para confrontar la “otra cara de la moneda”.
Independientemente del método utilizado para enfrentar al fascista interno, el objetivo de mi sugerencia no es tanto para erradicarlx o reemplazarlx, sino para hacerse amigxs. Te estoy invitando a hacer espacio para coexistir con esa entidad y redimensionarla (¡y posiblemente asignarle otro rol!) de una forma resonante dentro de tu paisaje interno.
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